Altar Vivo
MAYO, 2024 - Tiempo aprox. de lectura: 2 minutos
Entre tantas mudanzas que hemos vivido, sobre todo en los últimos 4 años, han sido pocos los objetos que hemos podido llevar con nosotros a lo largo del camino. Sin embargo, la creación de un altar ha sido de vital importancia para convertir cualquier espacio en nuestro hogar.
Para nuestra familia, la Abuela Luna ha sido de gran aliada en la crianza para transitar los cambios y movimientos.
Con el ciclo lunar, y especialmente con el plenilunio, buscamos de transmitirle a los niños el paso del tiempo y a fluir con las transiciones ciclo tras ciclo.
Desde hace varios años tenemos una guirnalda o “banner” con las 12 lunas del año. Lo hemos llevado con nosotros y ha adornado nuestras casas de México (en Cuernavaca, Oaxaca y Chiapas) y en Florida, Estados Unidos. De acuerdo a la Luna Llena en la que estemos, los niños colocan un pin (o pinza) sobre la Luna Llena y así sucesivamente cada mes. Gracias a este “banner” hemos podido transmitirle a los niños el paso del tiempo de manera visual. Cuando los niños preguntan: -“Cuánto falta para mi cumpleaños?”; contamos las Lunas Llenas.
Como madres, es hermoso poder transmitir a nuestros hijos e hijas esta noción: de que todo cambia, todo está en constante transformación, y la Abuela Luna es nuestra maestra y nuestra guía, enseñándonos que somos cíclicas y que sólo abrazando esa ciclicidad podremos fluir en las aguas de la maternidad.
Tener un altar es lo que nos hace sentirnos en casa. Siempre son altares vivos, donde colocamos cristales, veladoras, pero también alguna manualidad y es el lugar a donde llegan: piñas de bosque, conchas de mar, flores, hojas, palos y cualquier elemento de la naturaleza que recogemos en nuestros paseos. Esto ha sido una constante en los primeros años de vida de Julián y Micaela.
Así como el altar, otra cosa que no falta en nuestras casas, es el rincón de arte. Se trata de un rincón donde hay todo tipo de material para hacer manualidades y crear con nuestras manos.
La casa está adornada por las creaciones de los niños, cosas hechas por nuestras manos por doquier. El hecho de que vayan a una escuela Waldorf, implica que todas las semanas traigan a casa manualidades o trabajos de arte.
Esto hace que el Altar Vivo no sólo sea un rincón o un espacio específico de la casa, si no que toda la casa se convierte en un Altar Vivo, un espacio de co-creación. Donde se honran los alimentos, en su preparación y a la hora de la comida; donde bailamos; cantamos; tocamos el tambor, la flauta, la kalimba y las sonajas. Donde hacemos baños sonoros con regularidad. Y donde limpiamos con copal.